Adela espera al ascensor. Con ella aguardan otras cinco personas. Una pareja de diverso sexo, una señora de mediana talla y un padre con su hijo. El chaval, que evidencia síndrome de Down, sobrepasa a su padre, ya alto, por una cabeza. Sin mencionar otros diámetros ni adoptar otras medidas para no caer en el exceso.
Las puertas se esconden. Dodo entra el primero y se aposta sonriente junto al panel de botones. Con todos dentro, pulsa y sostiene pulsado el que impide que las puertas se cierren. Sonríe con total naturalidad, mientras contempla a los demás usuarios.
_Déjalo ya, que hay que subir.
_Sí, venga, deja de apretarlo, Dodo.
Dodo, con la mano libre señala el cartel junto a su cara.
_Ocho, aquí pone ocho.
Hubo que esperar a que entrasen otros dos. La señora se nos despidió con:
_Anda, hijo, buena la tiene tu madre contigo...
17.4.06
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