26.5.07

Vísperas


Raramente salgo sin cámara. Hoy me ha pasado y mira por dónde me ha caído desde un quinto piso un gorrioncillo con boqueras. No justo encima, sino a un metro exacto. Como planeaba no se ha roto la cabeza, pero parecía preguntarse quién soy. El caso es que lo he recogido, le he dicho cuatro pardaladas cariñosas y le he dejado en la horquilla principal de un árbol en pleno proceso de crecimiento. Bajito, como yo. Así que he podido sin especial dificultad.
Antes de lo anterior le he robado unas instantáneas. Ésas que ves. Y me he despedido pensando en que tenía que pasar por ese sitio al volver de donde iba. Ya no estaba, sólo he tardado una hora. Estaba un poco más allá, en la arena con arbustos. A cosa de dos segundos andando. Y no estaba solo, su madre le daba de comer mientras él, gachas sus
alas, abría toda la boca. Y no he querido molestar.

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