Nene, caca

Madrid tuvo un alcalde, Enrique Tierno Galván, que introdujo patos en el Manzanares. También fundó -primer mitin de la democracia, plaza de Vista Alegre. Asistí. Y al del día siguiente -CNT-, rebosamos ruedo y coso en San Sebastián de los Reyes- el PSP, Partido Socialista y Popular. Hoy temprano me he acordado de él, antes de cruzar el río, después de encontrarme con un charco reseco de vomitona al final -según bajas- de la escalera que desde casa conduce a la calle. Tras traspasar el portal he recordado sus bandos, en los que exhortaba al ciudadano a la limpieza y cuidado de Madrid con modos en aparente desuso y de plena vigencia casi treinta años después, a mi entender.
La ciudad da asco, está llena de mierda. Latas, frascos, botes y su puta madre cagando. Siento una pena grande y por mucho que insulte a los autores no me sirve de consuelo. Todos los días lo mismo puede conducir a la indiferencia, pero conmigo funciona al revés. No lo puedo soportar, no aguanto la irritación diaria que me produce tener que caminar entre pollos veredes y restos inmundos de sociedad maxiconsumista.
Y generalizo aunque los hijos de puta que anoche berreaban a grandes voces su procedencia no lo merezcan.
Sabía que éramos guarros, en España -desde que la conozco- las peores costumbres las traemos por defecto, pero no que los hubiera muchísimo más.
Educación para la ciudadanía es artículo de primera necesidad. Ojalá no hiciese falta tanto pan para patos.