Elíptica

Malditas las ganas que tengo de hilar una frase. Pero todo sea por bien dado.
He leído un par de titulares hoy que me han llamado la atención: la concesión del premio Cervantes a un poeta de 76 años que dice que la pobreza ha sido un factor determinante en su vida, entre otras muchas cosas que merece la pena leer. Novedades, vamos.
El otro iba del Yakarta -famosos berberechos a la plancha, fe doy-, el bar capicúa de la avenida de Oporto. A las seis de la mañana, en el de la Elíptica, se aglomeran inmigrantes sin papeles para que los "pistoleros" -tiros por aquí, tiros por allá- los contraten, si lloran bien, por nada y menos. Resulta que el sostén de la economía nacional, bien entendida: los bolsillos de los negreros, reposa sobre los lomos de estos hombres que parece ser que no tienen bastante con tener que salir de su país.
"Somos como putas", le he oído decir a uno en el telediario. Lleva razón, quienes los contratan por esa miseria (6 euros/hora), y gracias, son sus propios hijos. Sin duda.
Inciso: cago en diez, se ha muerto el Yeltsin -76+.
Me consuela el recuerdo del 13-0 que les metimos, en el campo que se ve al fondo, a los del San Viator. Aunque seguramente, Pablo, esos son los que actualmente subcontratan a quienes hacen lo propio con ilegales para llevárselo muerto. U otros como ellos; porque como nosotros, manos para qué os quiero, NO.
La estación de la foto la he estrenado esta mañana. No veas si es tocha.