Cuando era pequeño vivía en una casa con un descampado enfrente en el que había una especie de pequeñas ruinas de lo que fuera otra casa entre la tahona, más allá, y la propia. En verano desplegaban una sábana sobre la que proyectaban películas y allí acudí una noche, desde la puerta de casa en la que mi abuela, sentada con los vecinos y el botijo, combatía el sofocante calor que no nos dejaba dormir y se daba a la conversación, atraído por el estruendo y los relámpagos que emitía el proyector. Mi recuerdo del espanto es aquella monstruosa cabeza de Tiranosaurio que creí quería comerme con tremebundo rugido y se abalanzaba sobre mí.
¡Cómo corrí hasta su regazo! ¡Qué risa le entró!
Visto aquí
8.2.08
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2 comentarios:
¡Qué bueno! ¡Los dinosaurios rugen! ¡España ña-ña-ña... ña-ña! ¡Viva Saura y los Resaurios!
Pues sí, al menos lo del "doblaje" era un rugido en mi memoria. Qué miedo me dio.
En los comentarios del Teleoperador hay un presunto -no me ha funcionado- enlace a lo de Saura.
Para bueno lo tuyo con Hamlet, me ha encantado.
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