17.8.07

Puto can


Con la misma sonrisa con la que termina de tocar me da permiso para grabarle. Lo hace como los ángeles, nos sentamos a escucharle y sólo al final recuerdo la cámara. El perro me gruñe cuando intento acariciarle y con los nedvios del respingo echo la moneda a su agua. "Sorry very", musito. "Excuse me". Él sonríe y se pregunta por qué se lo digo en inglés, aunque no dice nada. Después de todo, la moneda parece más grande desde el fondo de la lata.

2 comentarios:

Angel Martín Fernández dijo...

En la catedral se pone a veces un hombre que toca flamenco muy bien, da gusto escuchar ese soniquete.

pdro dijo...

Me pillas tarde, me hubiera gustado escucharle.