Viendo lo anterior es fácil deducir que vengo de Bilbao. Han sido pocos días pero suficientes para haber asistido a un par, un decir, de eventos dignos de reseñarse. De la comida ni hablar. A uno de ellos, el de la peli, llegué un poco tarde, pero como puedo contarlo para qué decir más. El perro que acompaña al impedido, segundos antes de la secuencia, empujaba con la frente el respaldo de la silla de ruedas para facilitar la subida de la cuesta a su digamos amo. Al coronarla se pone a su lado y cada dos o tres pasos vuelve la mirada hacia él. Lástima de no haberlos visto un poco antes, cuando saqué la cámara ya estaban arriba.
Otro se refiere a la manera de convocar a manifestación que algunos usan por aquellos lares. Sirenas de bombardeo inminente. Algo grabé.
31.7.07
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