Según mi reloj, las 9 y 12. Hago mis cosas y vuelvo.
¿Que a quién le importa? A unas cuantas personas, por lo menos. Estoy seguro, tanto como de que a mí me importan ellas. E incluso ellos, tontistas y tan listos y listas todas, y todos aquellos; por definición, entre las personas y otras criaturas.
Esto es como morder pipas o comerse* las uñas -hay algunas, uñas, que deberían llamarse "UÑOS", por su inconfundible masculinidad intacta. Y algotras, pipas, que deberían llamarse "ZUPOS", por su evidente versatilidad exhausta o "falta de lo que necesita tener para hallarse en buen estado"-.
Me siento inquieto... pero, bah, como todos los días.
*¿Has probado el intercambio de verbos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario