27.9.10

26.9.10

24.9.10

Todo un guión

Pero no seas pirata, niño. Para cagarse en Ros. O en tres o en cuatro.

23.9.10

Se echaba de menos


Vuelve Radio Taraská-VIVA- y también, pues claro, vuelve a su lugar en mi columna. Menos mal, me he preguntado mil veces si no les habría pasado algo. Me alegro que te rilas, rompen con todo. 
¿Charca lejos de Pan Bendito? Ja, ja, ja, justo detrás de la tapia del cementerio. Se busca caravana para encontrarse. To do that is all.

22.9.10


Sería pecado no ir a verlo. Está en Madrid hasta mediados de octubre.

CNT

"Hay que recordar que aunque esté convocada una huelga general en todo el estado español para defender los intereses de la clase trabajadora, existe el derecho a seguir siendo explotado… perdón, el derecho a trabajar. Si eres de los que quieres ejercer el derecho a trabajar, no olvides que también existen otro tipo de derechos que nadie debe arrebatarte:

- Derecho a que te alarguen la edad de jubilación hasta los 67 años o incluso a los 70, aunque estés para el arrastre. Fundamental.

- Derecho a que te suban los años de cotización para que puedas cobrar menos jubilación. Que no te quiten este derecho.

- Derecho a que te bajen el sueldo. Defiéndelo.

- También tienes derecho a que te despidan si tu jefe ha previsto pérdidas para el año que viene. Esto es importante.

- No olvides tu derecho a que tu jefe se pueda saltar el convenio y ofrecerte unas condiciones de trabajo individuales por debajo de los mínimos estipulados en convenio.

- Defiende el derecho a que te puedan despedir en cuatro días, a pesar de que hayas decidido trabajar en un día de huelga.

- Te corresponde el derecho a que te despidan por casi la mitad de dinero.

- Derecho a pensar que no vamos a conseguir nada con la huelga. Es mejor quedarse quietos y no hacer nada. Aguantaremos con lo que venga y ya está. Es por nuestro bien.

- Que nadie te quite la ilusión de heredar la empresa. Estaría bueno.

- Tienes derecho a “pasar” de los sindicatos, porque son todos iguales. Lo único que quieren es ganar dinero sin trabajar. Van a lo suyo y son todos unos chupópteros, ¡todos! Incluso la CNT, que son trabajadores, que no tienen liberados, que se gestionan con la cuota de sus afiliados y no cobran un euro del estado. A ti no te la dan.

- Tienes derecho a ponerte en lugar del empresario. Cuántos problemas tiene, no como tú, egoísta.

- No renuncies al derecho de entregar tu dinero (dinero público) a los bancos, para que se puedan hacer recortes en gastos sociales e infraestructuras. ¿Para qué queremos tantos hospitales o escuelas? Lo primero es la banca, que está sufriendo mucho.

- Pero sobre todo, que nadie te quite el derecho a dejar un mundo peor para tus hijos, dilapidando los pocos derechos que nos quedan y que nuestros antepasados conquistaron con sangre, sudor y lágrimas. Que les den por saco, di que sí."

20.9.10

Socorro


Pero esto qué es. Voy a quemar el puto teléfono y a aprender vudú. Sput.

19.9.10

14.9.10

13.9.10

11.9.10

1.9.10

Ablandabrevas

Por su para mí interés, y ya que yo carezco de esa amplitud de horizontes y de su puntería, reproduzco íntegro un artículo de El País visto gracias a Escolar que es por donde paso primero. Sorry por los baches.

José K. está complacido porque ha acertado con el jipijapa y la guayabera, que con este verano que nos ha caído va a amortizar de largo. Está íntimamente satisfecho, además, porque estaba a punto de sucumbir y comprarse un iPhone 4 para echar a su nuevo zurrón y presumir de moderno con sus amigos del cuaternario, cuando apareció en televisión aquel sinvergüenza, Jobs de apellido, para reconocer que el aparato no se oye. Chulo y fanfarrón, vino a decirnos que no sabemos llamar por teléfono. Steve presumirá de moderno pero no pasa de ser un charlatán, un cañahueca y un barbullón presuntuoso y delincuente. Si una empresa que fabrica teléfonos, los saca al mercado y no funcionan, se retiran, se piden disculpas y se invita a la concurrencia.

José K. defiende la falacia, el grosor de los insultos, el hocicar de los representantes ibéricos

En la maledicencia y el 'chicharreo' somos como La Roja: campeones universales. Oé, oé, oé

Ya en su bar acostumbrado, abre su periódico -porque es suyo, y muy suyo-, y no puede por menos que levantar sentidas plegarias hacia los buenos y generosos dioses, en este caso Alá, porque las inundaciones que han costado la vida a miles de paquistaníes, centenares de niños entre ellos, y arrancado de sus miserables casas a varios millones, haya afectado tan solo a suníes y chiítas, que saludaban amablemente a las aguas que les destruían: Salam aleikum (la paz -del señor- sea contigo), decían, Aleikum Salam, respondían las turbulencias. Gentes tan religiosas, pues, están muy agradecidas a todas las divinidades por tantos y tantos bienes como les procuran: los iraquíes, allá se las compongan tras haberles roto hasta el espinazo; los iraníes, lapidemos cuanto podamos, o los afganos, déjennos en la paz del opio y el burka.

Pero quizá alguien crea, a José K. se le encocoran los adentros, que estas cosas de los dioses solo cuentan en países dominados por Alá y su profeta Mahoma. De eso nada, advierte. Ahí tienen ustedes, por ejemplo, a esos auténticos y genuinos americanos enrollados en la bandera del Tea Party, tan religiosos y fanáticos como el que más, enemigos acérrimos no ya del islam y cualquier cosa que se le aproxime, sino de cualquier modernización que se pretenda de la Biblia, libro sagrado ante el que los poderes públicos deben postrarse de rodillas.

A José K. le fue dado conocer, gracias a algún joven amigo que se los enseñó en YouTube, los nombres y las palabras de Glenn Beck o Sean Hannity, de la cadena Fox, propiedad del grupo Murdoch, a quien aconseja José María Aznar, siempre y cuando no tenga que viajar a Melilla en misión civilizadora.

Asumen las palabras de una de sus guías, Sarah Palin, aquella gobernadora ignorante que optó a la vicepresidencia con el republicano Mac Cain frente a Obama: "Seguiremos enganchados a la religión, a las pistolas y a la Constitución". El Tea Party conmemora el boicoteo de un cargamento de té en Boston, en 1773, de los patriotas norteamericanos frente a los colonizadores ingleses en protesta por los impuestos. Cierto que entre aquellos demócratas no había ningún negro, demasiado ocupados en cosechar algodón o tabaco para sus amos, o en sobrevivir a las enfermedades de los barcos en los que eran trasladados como animales para trabajar en los campos de Georgia o Alabama. En estos momentos, el sofisticado pensamiento que mejor cuadra a los tea party, es "echen a ese mono comunista de la Casa Blanca". ¿Molesta este movimiento a los republicanos? O mejor, ¿molesta a quienes sustentan a los republicanos? Más bien nada, porque varios de ellos van a presentarse por sus listas.

Cavilando en estas cosas, José K. se viene a España, que le reclama. ¿Esta caterva de cantamañanas, palabreros y prosadores de churro, zarajo y manteca colorá que nos agobia todo el día y desde todos los ángulos, son menos reaccionarios que aquellos de la hamburguesa y el ketchup? En absoluto. José K. defiende con vehemencia la calidad de la falacia, el grosor de los insultos, el hocicar de nuestros representantes ibéricos, capaces de competir en barbarie y grosería con cualquier representante mundial de la brutalidad. No hace falta más que escuchar algunos remedos de radios, ver ciertas imitaciones de periódicos o disfrutar con determinados chiringuitos, autodenominados jactanciosamente platós de televisión. En la maledicencia y el chicharreo, somos como La Roja: campeones universales. Oé, oé, oé.

Y José K. vuelve a preguntar: ¿molestan a la derecha, autointitulada democrática y centrista, estos boquirrotos reaccionarios? ¿Se sienten incómodos con ellos, les salen sarpullidos en su cercanía como a cualquier persona decente? Se responde José K.: no, nada, en absoluto. Y ya pueden decir o escribir lo que se les antoje, que la realidad les tumba y los hechos, unos detrás de otros, los sepultan. En esos micrófonos y ante esas cámaras sus dirigentes comparecen un día sí y otro también, dejándose querer, para sonreír y asentir, alegremente, ante la salvajada del gárrulo. "Haga usted el gasto de la barbaridad", se dicen, "pero venga para la faltriquera el voto de sus fanáticos seguidores". Ensucien el 11-M, trasteen con las víctimas del terrorismo y ETA, enreden con Marruecos, maniobren en los mercados, que ya nos viene bien. Como tanto hay de provecho para la misma derecha en el proceder de jueces retrógrados que aún viven en la Edad Media y confunden religión y Estado, ayudando a que una ilegítima tercera Cámara se cargue cualquier reforma progresista.

A estas alturas de la vida, suya y de la democracia, José K. duda de si alguna vez fue acertado aquel razonamiento, nacido en la Transición, de que era bueno que AP -el PP- taponara una extrema derecha como la francesa de Le Pen. Ahora se pregunta: ¿Y no será peor que esta derecha glotona que padecemos se haya zampado el centro, la derecha y la extrema derecha? Animal tan crecido tras tanto alimento, cual gigantesco Argentionosaurus, ¿no acabará por deglutirnos como el monstruo que es? José K., en noches de frescor, piensa que a lo mejor, solo a lo mejor, explotará por tragantón como los dragones de los cuentos...

Y mientras, aquí tenemos a este vibrante Gobierno de izquierdas, defensor de los débiles y azote de los poderosos, recita nuestro hombre antes de que le dé el ataque de risa ante la enésima negativa de la vicepresidenta económica a tocar los dineros a los ricos, pobres criaturas, un yate de menos eslora, un Ferrari de menos caballos.

Destrozados como estamos por una terrible retórica antiestatal, primero, antigubernamental, después, y antisocialista, finalmente, el partido en el poder aguarda en estado ectoplasmático a un otoño de rayos y centellas: elecciones catalanas, presupuestos, reforma laboral... Eso sí, a la orden para admitir las sabias recomendaciones de cualquier ablandabrevas del Financial Times o el Wall Street Journal -otra vez Murdoch, otra vez Aznar-, que sople en contra de España para la defensa heroica del libre mercado. José K. pide que la inteligencia española -incluidos ministros, banqueros y altos directivos- admita que en el Wall Street Journal puede haber el mismo número de majaderos, grosso modo, que, por ejemplo, en Le Monde Diplomatique. Pura ley de probabilidades.

Puestos en cosas de yanquis, José K. quiere acabar con sendas citas de norteamericanos. Paul Krugman: "Así que plantéenselo de esta manera: para evitar la posibilidad de que se produzcan futuros recortes de las prestaciones debemos recortar las prestaciones futuras". Reconvertido en Forges, remata: "Estupendo". John B. Judis: "Cuando la opinión pública estaba en pie de guerra, Obama no se cebó lo suficiente" con los causantes de la crisis. Y aún otra: "Obama no parece darse cuenta de que la demagogia viene siendo una parte indeleble de la mentalidad política estadounidense, y aquellos que se sienten incómodos haciendo llamamientos populistas... ven las consecuencias en las urnas". Cambien, cambien nombres.

(José K. se aleja con las manos ocupadas. En la derecha lleva una bacinilla, para lo de Camps, mientras se muerde la izquierda para no hablar del PSOE de Madrid).